sábado, 5 de abril de 2008

La revolución rusa


Sheila Fitzpatrick­

Siglo veintiuno. Ensayo de historia, en 237 páginas. Precio aproximado: 35 pesos.

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La humanidad ha engendrado hitos ambiguos a los que volvemos una y otra vez con afán de descifrarlos. No abundan, son diez o doce a lo sumo. La Revolución Rusa es uno de los mojones decisivos. Por ende, siempre será bienvenida una revisión seria y exhaustiva de aquella erupción que incendió el siglo XX y que hoy -como diría Trotsky- parece relegada al “basurero de la historia”.­

El primer borrador de este apretada obra data de 1979. La segunda edición fue publicada en inglés en 1994, enriquecida con la apertura de archivos que habían generado la perestroika, primero; el colapso de la Unión Soviética, después. Una esmerada colección que dirige Luis Alberto Romero la acerca desde 2005 al lector argentino. El ensayo no ha perdido un gramo de frescura y es propicio, incluso, para el principiante.­

Sheila Fitzpatrick, distinguida catedrática de la Universidad de Chicago, se ha especializado en la historia social y cultural del estalinismo. Su prosa es elegante y elocuente. El enfoque es preciso como un bisturí; no está pervertido por la soflama ideológica o el moralismo, esas dos tentaciones del erudito. Indaga sobre la racionalidad política y estratégica de cada gran viraje, por tremendo que sea, caso la colectivización del campo o las grandes purgas de 1937-38.­

La autora postula que, en realidad, la revolución bolchevique duró veinte años. Organiza esa travesía desaforada en seis etapas: los antecedentes; la conquista del poder en 1917; la guerra civil; la Nueva Política Económica; Stalin, el industrializador; la precariedad de la normalidad posrevolucionaria.­

Millones de personas vislumbraron aquel experimento en manos torpes o desalmadas como "el futuro de la humanidad progresista". Ya es historia, gracias a Dios.­
Guillermo Belcore­

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CALIFICACION: Muy bueno­

­PD: Entre otros propósitos, este blog aspira a divulgar los buenos libros de historia con la certidumbre de que el ciudadano o la ciudadana culta no pueden prescindir de ellos­

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