jueves, 1 de mayo de 2008

El sonido de la montaña


Yasunari Kawabata­
Emecé. Novela de 271 páginas. Edición 2006.

Yasunari Kawabata (1899-1971) es la quintaesencia del Japón. Sus libros incluyen todos los ingredientes orientales que fascinan a Occidente. Un curso de agua o un árbol ganan una relevancia extraordinaria. En ninguna parte hay algo que desagrade al ojo. Los sueños están cargados de simbolismo u oscuras premoniciones. La sensibilidad estética colorea incluso las acciones más mundanas. De tanto en tanto, las miniaturas son esmaltadas con filosofía de la vida cotidiana. Por estas destrezas (y sólo mencionamos algunas) los sabios de Estocolmo lo galardonaron con el Nobel de Literatura en 1968.

­El sonido de la montaña fue concluida en 1954. Kawabata atisba detrás de una puerta de bambú. Y le perturba lo que ve. En la familia Ogata los lazos sanguíneos son de opresión y pesadez. La cabeza de Shingo, el padre, cada día está menos clara, ya perdió vivacidad para captar aforismos y paradojas. Nunca amó en serio a su esposa Yasuko, cuyos ronquidos lo atormentan. Añora a su bellísima cuñada. El hijo mayor Shuichi se ha extraviado en placeres y vicios. Se deshace con amargura el matrimonio de su hija Fusako. Shingo, que ansía dedicar sus emociones a algo más fresco, se aferra a su nuera. La pobre Kikuko es su desahogo, una tabla de salvación para su aislamiento. El suicidio revolotea a lo largo de la trama.­ Es gratísimo el modo en que el autor da paso a las estaciones del año. Las páginas están delineadas con pincel de marta. Y desembocan en esas preguntas de hondo calado que atañen a todos los ciudadanos del mundo. ¿Por qué los hombres no nos contentamos con mujeres que no provocan celos en otros? ¿Ha fracaso el padre cuyos hijos forjaron matrimonios infelices?­
Guillermo Belcore

CALIFICACIÓN: Bueno

PD: He visto por las meses de saldos obras de Kawabata.

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