lunes, 24 de agosto de 2009

El texto y sus voces

Enrique Pezzoni
Eterna Cadencia. Ensayo de literatura y arte. Edición 2009, 356 páginas.

A la sombra de Pepe Bianco y Victoria Ocampo, surgió en la legendaria Sur una voz singular que Luis Chitarroni describe en el prólogo como amable, histriónica, sabia y atrevida. Enrique Pezzoni (1926-1989) se elevó a paradigma de hiperdidacta. Fue boxeador, ensayista, pedagogo en la vida y docente en la Universidad de Buenos Aires. Tradujo a Nabokov y Eliot. Publicó una sola obra en 1986. Un joven sello editorial la rescata del olvido para gozo del público que ha entendido que la lectura crítica es una tarea tan fecunda como la literatura misma. En este terreno, no existen las supuestas jerarquías.

El libro atesora más de veinte textos, que reflejan tres décadas de especulación creativa. Su aproximación a Borges no tiene desperdicio. Hay un excelente comentario de Otras Inquisiciones que data de 1952. Hay una denuncia muy bien fundada de la “canonización del artefacto”, es decir de la estrategia de convertir “la vanguardia en guardia o guarida” (¿Aira?), que fue escrita en 1970 pero si alguien la publicase la semana que viene nadie se alarmaría. Hay agradables misceláneas, que van desde Eduardo Wilde hasta Truman Capote. Cuatro poetas son examinados con lucidez: Girri, Octavio Paz, Enrique Molina y Pizarnik. Se diseccionan los adversos milagros de Bioy Casares.
El lector notará que los escritos más recientes suelen estar contaminados con la jerga seudotécnica de los claustros. Parece que el maestro se hubiese empachado de Barthes. Pero esos cascajos nunca estropean el todo. Pezzoni comprendió que -tal como sostenía Samuel Johnson- el mejor método de crítica es el yo. Un yo bondadoso y harto inteligente, presto a desconfiar de todas las emociones que en nada se parecen a la buena emoción estética.
Guillermo Belcore
Publicado en los suplementos de Cultura de La Prensa y La Capital de Mar del Plata.

Calificación: Muy bueno

PD: Bien. Aquí estamos de nuevo sugiriendo la compra de una reimpresión. ¿Es mi culpa que el presente sea tan poco interesante? Tres hurras por una editorial que cultiva el arte del prólogo exquisito. Lo echaba de menos.
PS: Leo en el blog de Eterna Cadencia, mientras escucho Rapsodia Bohemia, una muy buena reseña publicada en un diario mexicano:

1 comentario:

Matías dijo...

Totalmente de acuerdo, Guillermo, en que últimamente las reediciones resultan más interesantes que las novedades (será también porque están rescatando y reeditando verdaderas joyas de la literatura y el ensayo). Respecto del libro de Pezzoni, el primer artículo "Transgresión y normalización en la narrativa argentina contemporánea [1970]" no tiene desperdicio. Saludos!