jueves, 13 de mayo de 2010

El teatro de la memoria

Leonardo Sciascia
Tusquets, No ficción, 112 líneas. Edición 2010.

En el transcurso de cuatro décadas, Leonardo Sciascia (Racalmuto 1921-1989) publicó un libro por año. Fue el Voltaire de la Italia moderna, la conciencia irreprochable. Con un inconfundible estilo seco, eficaz, esencial, rítmico, irónico, cultísimo, no ha escrito nada que no tuviese también el objetivo de luchar contra injusticias o vejaciones, contra imposturas o cierto conformismo, describió el gran periodista Onofrio Pirrota. Llega ahora al español una nouvelle de 1981 que reconstruye una disputa judicial que apasionó a la sociedad italiana durante la era fascista y que Pirandello enjuició en su obra de teatro Como tu me quieras. Bienvenidos al famoso caso Bruneri-Canella.

Sobrevive en el habla de algunos italianos la expresión “el desmemoriado de Collegno” que se aplica en broma, y sin conocer su origen, a las personas despistadas u olvidadizas. Collegno es un manicomio que en 1926 hospedó a un pillo que simulaba amnesia y enajenación después de ser sorprendido robando en un cementerio judío. Un año después, se publico su foto en el diario de mayor circulación bajo el título: ¿Quién lo conoce? Y, ¡oh sorpresa!, familia y allegados identificaron al catedrático Giullo Canella, desaparecido durante la Primera Guerra Mundial. Jubiló generalizado, pero poco después pruebas irrebatibles, como las huellas digitales, demostraron que se trataba de Mario Bruneri, un conocido impostor, tipógrafo turinés, condenado varias veces por robo y prófugo de la Justicia. ¿Punto final? No, la señora Canella se negó, contra toda evidencia, a dejar de creer. Usó su riqueza y sus influencias para impulsar un juicio larguísimo y enmarañado que dividió a la península.

Se crearon dos bandos irreconciliables: los brunerianos y los canellianos. Pero la verdad -sostiene Sciascia- sólo la dice la literatura, sobre todo en un país “que proclama ser cuna del derecho y es en verdad su tumba“. El único veredicto inapelable lo pronunció Pirandello en una suerte de homenaje a la pobre señora Canella: “de nada sirven pruebas en contra cuando se quiere creer”.
Guillermo Belcore

Calificación: Bueno

PD: Aquel interlector que guste explorar mi larga afición por el gran Sciascia puede pinchar aquí o aquí. También he escrito un panegírico en Eterna Cadencia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡ Que buena !
Me parece muy interesante la trama de está novela; Este es el tipo de lectura por la cual dejo cualquer cosa hasta de levantarme a la primera hora de la mañana ,para tener por lo menos como mínimo tres horas de lectura sin nadie que se interponga y ,reclame tu atención ...
Ah ! - Cuantas cosas entiendo ahora !

Mona Sofia

ericz dijo...

Estimado, acabo de descubrir que escribe ud. columnas en Eterna cadencia, y no las replica acá.

¿Podría poner una copia en este blog, por favor? como hace con los artículos de La prensa.

Guiasterion dijo...

Estimado Ericz:

Me encuentra por allí martes por medio. Si usted lo desea, pinche Relecturas en Eterna Cadencia, que contiene todas las columnas que he escrito desde hace un año.

Un abrazo
G.B.