sábado, 18 de junio de 2011

El desafio de la voluntad

Por Roberto Lavagna
Sudamericana. Memorias, 337 páginas. Edición 2011

Cuando la revelación explosiva brilla por su ausencia, las memorias de un funcionario sólo resultan interesantes en un punto: el ajuste de cuentas. Aquí, el doctor Roberto Lavagna denuncia a esa legión de miserables que intentó sabotear su corajuda gestión en el Ministerio de Economía cuando Eduardo Duhalde mandaba en la Casa Rosada y el país trataba de salir del abismo. Justicia histórica, a ocho años de distancia.

Lavagna se dibuja a sí mismo como un paladín del interés general, serio como un retrato, formal como burrito en redil, firme como un peñasco. Se ubica tan lejos de los malditos noventa como del kirchnerismo, a quien acusa de haber destruido su legado al aplicar desde 2006 "un populismo voluntarista'' que sumió a millones de personas en la pobreza, vía alta inflación e injerencia estatal; dinamitó la democracia civilizada; y nos malquistó con aliados y potencias por razones pueriles.

El libro narra de manera minuciosa y aburrida (sólo es recomendable para el aficionado a la economía) las medidas que se aplicaron desde abril de 2002 hasta mayo de 2003. Hay algunas pinceladas valiosas sobre el arte de gobernar: "un político puede llegar a ser un estadista; pero un banquero siempre será un banquero''; "cada concesión que se hace a un lobby es algo que se quita a los muchos otros''. Se destroza con eficacia a ciertos personajes; se desnudan mecanismos de corrupción (decretos redactados por los propios empresarios); y se señala con el dedo acusador a los cuatro jinetes del Apocalipsis: Koehler, Krueger, Singh y Thornton, todos funcionarios del Fondo Monetario Internacional. Una sensación que se desprende, justamente, es que urge viajar a Washington para prenderle fuego al FMI, si es posible con aquellos tecnócratas dentro, hombres y mujeres desalmados a quienes no les tiembla el pulso para recetarle hiperinflación a un país con una aberrante cantidad de pobres.

Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa

Calificación: Regular

1 comentario:

Anónimo dijo...

Asterion.
Debo decirle que Ud tiene razón. En estos libros debe buscarse el pragmatismo de la idea.
No creo que los 90 hayan sido MALOS. Simplemente....no se supo avanzar o salir de la receta maestra implementada x Menem. Creame....
Es como cuando vas a la pileta y al salir hay algo de viento FRIO. Tiene acaso la culpa el agua?

mis cariños.

Alejandro