sábado, 5 de noviembre de 2011

Recuerdos de un callejón sin salida

Banana Yoshimoto
Tusquets. Cuentos, 212 páginas.


No sería sensato recomendar este libro de cuentos a cualquier especie de lector, en particular a quien sólo satisface la Alta Literatura. Los relatos simplones de Banana Yoshimoto (Tokio 1964), vertebrados en torno a la evolución sentimental, a las ñoñerías y a “lo que una chica piensa“, parecen estar dirigidas a adolescentes, a amas de casa que gustan de las telenovelas y de las tempestades en un vaso de agua, y a personas en general que disfrutan los consejillos de los libros de autoayuda y el tardorromanticismo, o que se identifican con los personajes ingenuos. Podría decirse que la señora Yoshimoto muestra aquí todos los defectos de las novelas de Haruki Murakami pero ninguna de sus virtudes, con la excepción del buen gusto y la delicadeza.

El volumen incluye pues cinco textos de sabor agridulce que su autora asegura, en una declaración que la pinta de cuerpo entero, haber corregido “llorando como una tonta”. Incluyen -aclara Yoshimoto- la mayor cantidad de material autobiográfico que haya publicado hasta 2003. Las historias se arman paso a paso, de manera ordenada y convencional. Actos cotidianos se transforman en rituales, lo que podría ser más un característica de la cultura japonesa que un rasgo individual. El añadido de un elemento exótico (como la presencia de una pareja de fantasmas o el envenenamiento de una jovencita) alivia el pesado sentimentalismo y permite llegar al final sin que el interés flaquee. Chispean las sentencias afables. Verbigracia: “los postres son como sueños que hacen felices a las personas”. Se reflexiona básicamente sobre las corrientes inevitables del destino y sobre la tiranía del corazón.

“La luz que hay dentro de las personas” es quizás el relato más estremecedor. Evoca a Makoto, un niño adorable que fue víctima de la irresponsabilidad de sus padres. “Las criaturas demasiado puras tienen una vida corta”, establece no sin razón Yoshimoto.
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.

Calificación: regular

PD: En otro lado, he planteado la necesidad del lector empedernido de confeccionar una agenda negativa, una lista de aquellos escritores que -lo siento mucho- ya no pueden sorprendernos, o que definitivamente no están hechos para nosotros. Mi lista profiláctica, y absolutamente caprichosa, incluye a Le Clézio, a Pablo Ramos, a Andrés Rivera, a Herta Müller, a Felipe Pigna y, por supuesto, a Paulo Coelho. Y ahora añado a Banana Yoshimoto. Si no se trata de trabajo, jamás volveré a visitar una de sus páginas.

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