martes, 12 de junio de 2012

La guarida

Norman Manea

Tusquets. Novela, 337 páginas.


"Si uno encuentra libros y sueños, el mundo no merece ser despreciado y abandonado".

"Cualquier desvío es mejor que la ortodoxia"

N.M.

En la buhardilla de los sospechosos de Bucarest se leía -como resistencia al comunismo bizantino- una sospechosa fábula del Gran Ciego de Buenos Aires. Una frase robada a La muerte y la brújula es usada décadas después en Estados Unidos por una encantadora estudiante bosnia para amenazar a sus mayores. ¿Farsa, azar o conjura sangrienta? De hecho, un erudito rumano en el exilio es rematado a balazos mientras meditaba en el trono del baño.

Sí, gente amiga, Jorge Luis Borges honra las páginas de la última novela de Norman Manea (Bucovina 1936), acaso el más interesante narrador de Rumania, quien, dicho sea de paso, acaba de pasar por nuestra Feria del Libro. Fiel a la tradición centroeuropea, el peso de la Historia se percibe en la escritura de Manea. La prosa nerviosa, recargada de conceptos y recovecos, con cierto fulgor poético, recuerda el expresionismo de Don De Lillo. Ofrece material de primera mano sobre la represión del maligno régimen de Ceaucescu, la vida universitaria, el status del enfermo cardíaco. La trama narra, con meandros (¡­ojo!, uno puede perderse) la vida de un par de catadráticos judíos y rumanos, refugiados en Estados Unidos, el frenesí de un par de mentes atormentadas. Compiten por una mujer. La verdad se bebe a sorbitos.

Manea se las arregla para rendir homenaje a los popes de la cultura rumana. Mircea Eliade, con otro nombre, es un personaje secundario; el absurdo teatral de Ionesco aparece en los sueños de los protagonistas; Cioran, en la notable capacidad del autor para amonedar aforismos como éste: "amor: gemido del alma infantilizada''. O este otro: "El escepticismo es la única decencia''. Pero la sensación primordial que Manea desea transmitirnos es el azoramiento (y la admiración con reservas) del intelectual europeo ante la civilización estadounidense, esa Nueva Babilonia, idealista y pragmática, cínica y religiosa al mismo tiempo.

Guillermo Belcore

Publicado el domingo pasado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa bajo el título `Todo viene de la biblioteca'.

Calificación: Bueno

1 comentario:

Gabriel De Carlo dijo...

Como lector de literatura vine al mundo perdido, y el camino lo hago al andar entre prestamos amigos, saldos y usados, siempre cuidando el peso; buscando a los imprescindibles, nunca negando una pispeada hasta al más desconocido. De más está decir que aún teniendo otra realidad social y tal vez otros criterios para valorar una novela, tendré muy en cuenta esta guía para que estos nombres decanten en encuentros entre los cajones de ofertas y yo. Hay tantos tantos libros, y un buen escritor no puede más que aspirar a leer todo aquel que aporte estilo y alma, gracias!