viernes, 11 de octubre de 2013

El armonioso estilo de relatar


Me siento identificado con una frase que dijo ayer el novelista Antonio Muñoz Molina: “No me cansaría nunca de hablar de Alice Munro ni de leerla”. Por eso, comparto con los amigos de este blog las líneas apresuradas que escribí ayer en La Prensa:


En el Parnaso de la Alta Literatura, sólo existe hoy una persona que puede parangonarse con Jorge Luis Borges: Alice Munro. No incumbe el parecido, aclaremos, al estilo ni la temática, sino a la excelencia. Tanto nuestra gloria nacional como la narradora canadiense han elevado el relato breve a obra de arte. Esta muy bien, entonces, la elección 2013 de la Academia Sueca, tan desprestigiada por anteponer la política a cualquier consideración estética. Se hizo justicia, por una vez.

Hace dos años, el autor de estas líneas escribía en el Suplemento de Cultura de La Prensa:  “¿De dónde obtiene la escritura de Munro su singular eficacia? Del oído, en primer lugar. La gran narradora canadiense tiene un oído excelente para el diálogo vivaz. De la vista, también. Las descripciones son espléndidas; los retratos, perfectos; y los detalles, conmovedores. Los personajes son típicos, en el sentido de que sus preocupaciones siempre nos resultan familiares; pero al mismo tiempo son extraordinarios en mente y alma. Cualquier persona -ésta es la clave- puede ocultar una tragedia o una aventura. Nunca falta la tensión dramática. Munro tiene también buen gusto. Hay abundancia de historias sabrosas; sazonadas con ricas observaciones. ¿Y el olfato? Los relatos de Munro huelen a madera, a nieve, a ropa vieja, a ese mundo más tierno, más estable y más hipócrita que nos causa nostalgia pero que nunca jamás volverá“.

En efecto, la señora Munro tiene una habilidad casi única para envolver al lector dentro de una trama. Puede que su prosa no sea exquisita como la de Borges, pero es trasparente como el agua. Economía de medios e intensidad, la caracterizan. Hay un truco espléndido que usa con frecuencia: el núcleo incandescente del relato se nos presenta por sorpresa, nos asalta con la guardia baja. Ha esculpido relatos de cuarenta o cincuenta páginas que abarcan, incluso, varias generaciones y que nos llevan de uno a otro escenario. Pocos literatos han enviado una sonda tan profunda a las inmensidades del alma humana.

La Academia Sueca saludo ayer el "armonioso estilo de relatar, que se caracteriza por su claridad y realismo psicológico". Suele comparársela a Munro con Chejov. Ella dice, no obstante, que sus influencias son Eudora Welty, Flannery O'Connor y Carson McCullers en los años mozos; y señala a William Maxwell como su gran amor literario.

Alice, de ochenta y dos años, ha confirmado ayer su retiro profesional, después de medio siglo de trabajo fructífero. Deja catorce libros, que -merced al acicate del Nobel- seguramente se van a reimprimir para gozo de los lectores de todo el mundo. Sus textos son clásicos, como los Evangelios están hechos para todos y para cada uno.

Guillermo Belcore


PD: En este blog hasta varias notas sobre la querida Alice. En 2011 pedía a gritos que le concedan el Nóbel (un click aquí). Como dijo el amigo Lucas, puedo morir en paz.

2 comentarios:

Romina E. dijo...

Hola Guillermo,
Quería contarte que ayer fui feliz con este premio gracias a vos. Llegué a leerla por una nota que leí -no me acuerdo cuando- por acá. Es una genia y un placer perderse en sus textos.
En lo personal, me gusta mas que Borges (a quién admiro) porque la siento mas profunda desde lo emocional y por como bien decís su capacidad de sorpresa. Pero son gustos.
Ayer re leí tus comentarios sobre ella...
UN saludo!

Guiasterion dijo...

Estimada Romina:

Tus palabras me reconfortan. Con todo el esfuerzo y el amor que le pongo al blog, me hace feliz que haya servido para enriquecer tu mapa literario. Gracias por decírmelo.

Alice Munro, por otro lado, escribió 14 libros, en total. Dios quiera que ahora los publiquen todos.

Un abrazo

G.B.