sábado, 25 de abril de 2015

Hombre sin mujeres

Haruki Murakami

267 páginas. Cuentos. Tusquets. Edición 2015


Una mañana al despertar, un monstruoso insecto descubre que se ha convertido en Gregorio Samsa. En una Praga devastada por un ejército extranjero, el muchacho aprende, paso a paso, a andar en dos patas, a soportar un cuerpo horrible y desprotegido, a comer lo que un humano come, a usar ropa. Gregorio termina enamorándose de una cerrajera jorobadita que hace raras contorsiones.

El párrafo anterior reproduce el argumento de, acaso, el único cuento recomendable del más reciente libro de Haruki Murakami (Kioto, 1949). Sí gente, lamentablemente, Hombre sin mujeres es otro libro fallido de uno de los mejores narradores contemporáneos. Después de la monumental 1Q84, parece que el toque mágico de Murakami se mantiene en estado catatónico.

Puede pensarse que el volumen de cuentos ha sido manufacturado exclusivamente para consumo del hierático público japonés. Con la excepción de ‘Samsa enamorado’, las historias, de seguro, le sonarán al lector argentino -al latino en general- como tempestades en un tubo de ensayo. Resulta inverosímil, por ejemplo, suponer que un exitoso cirujano plástico, soltero empedernido y gran seductor con una filosofía de vida sin fisuras, se deje morir de hambre (literalmente) porque una chica casada lo abandona.

Además de conductas estrafalarias, el libro de cuentos incluye una galería doliente de hombres traicionados, dominados y resentidos que sueltan frases lapidarias con demasiada frecuencia y llegan a colegir, como el doctor Tokai, “que las mujeres nacen con una suerte de órgano independiente especialmente diseñado para mentir”. Murakami adora las carreras largas, incluso publicó un libro sobre el arte de correr una maratón. Ha escrito extensas novelas memorables. ¿Por qué entonces degrada su reputación con estos textos cortos y anodinos, propios de alguien sin imaginación?
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.

Calificación: regular

PD: Cuestión de gustos. A El País de Madrid este volúmen le recuerda que Murakami es un gran escritor. Pincha aquí: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/03/03/babelia/1425398965_783247.html

1 comentario:

Santi dijo...

También Fresan, murakaniano confeso, escribió una crítica muy elogiosa de este libro.