lunes, 14 de enero de 2008

En celo


Autores varios­
Mondadori. Cuentos, 211 páginas­. Precio aproximado: 34 pesos.
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Está bien que una novela, un relato policial o fantástico, una obra de teatro incluyan hebras de sexo. Es una tonalidad más en el lienzo. Pero el escrito sexual, con pretensiones y ambiciones serias, desemboca en forma ineludible en la monotonía. Así lo notaba en 1965 George Steiner en un texto memorable (Las palabras de la noche): ``La cantidad real de los gestos, de las consumaciones y de las fabulaciones eróticas es tremendamente pequeño''. Lo interesante, siempre, es lo que bordea al acto.­
Aquí, el compilador encargó a la nueva camada de narradores argentinos (la generación post) un cuento que aborde el sexo. Diego Grillo Trueba supone con candidez que el hecho de que no escriban bajo la sombra de Borges o Cortazar -¿nunca los leyeron?- los hace más libres. Desde Sartre, sabemos que la libertad también es un problema. Cuando a buenos chicos de clase media, universitarios casi todos, se les exige que se revuelquen en el fango de un misterio humano por excelencia la consecuencia es, muy a menudo, la pornografía cerebral a lo Houllebecq, fría como julio de 2007, o bien un trozo de sordidez de algún submundo, caso las bailantas o la promiscuidad homosexual. Es la técnica etnográfica, más periodismo que otra cosa, que tanto irrita a Beatriz Sarlo
Por lo demás, la antología resulta valiosa para confirmar las estrellas en ascenso. El lector debería prestarle atención, por ejemplo, a Alejandro Parisi, quien resuelve con elegancia y humor el vidrioso asunto del swinging. Deleitan el ingenio de Pablo Alí y Gisela Antonuccio, el encanto arrabalero de Félix Bruzzone, el tono gris que causa desazón de Hernán Arias, Pedro Mairal y Patricia Suárez. Muy didáctico y divertido -pero nada más que eso- es Washington Cucurto en su papel de paladín de la clases explotadas.­

Guillermo Belcore­

­Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa.­

CALIFICACION: Bueno

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