jueves, 17 de abril de 2008

Boda en el delta

Eudora Welty
Editorial Alfaguara. Novela de 363 páginas.

El sur profundo de Estados Unidos ha engendrado el jazz, al formidable Bill Clinton, la emancipación de una raza ultrajada y una riquísima corriente literaria que, entre otras proezas, inspiró el realismo mágico latinoamericano.
De esa cultura, la producción de William Faulkner ha sido la más grandiosa; la de Erskine Caldwell, la más patética y amarga. La de Eudora Welty (1909-2001) -sentenció un erudito- es la más discretamente ilustre.
Boda en el delta
fue escrita en 1946. Alfaguara la incluyó en la espléndida colección Clásicos Modernos. Es una excelente oportunidad para descubrir a una narradora elegante que pasó casi toda su vida en Jackson, Mississippi, y retrató con la pluma y la cámara fotográfica a sus varones y mujeres ordinarios. Welty sondea el fondo de las relaciones humanas, desmenuza las complejidades de lo cotidiano.
La historia transcurre en el delta del gran río americano, donde los crepúsculos son una
orgía de rojo y el algodón, como el aliento vagabundo de un sueño, inunda los llanos. Laura, nueve años y huérfana de madre, visita a sus primos. El motivo es la boda de Dabney con el capataz Troy. El poderoso clan Fairchild ocupa la escena. Hay habitaciones llenas de familia, remolinos de vida, sirvientes negros como decorado, descripciones minuciosas y diálogos plenos de energía.

Los personajes de Welty son figuras encantadas rodeadas de un aura de magia, escribió una colega. Pero no se trata de candidez insípida. Hay algo forzado y perverso en ese estar siempre dispuesto a pasarlo bien de los Fairchild. Con suma destreza, van aflorando en el relato -como quien no quiere la cosa- grumos de tristeza, frustración, ignorancia y sufrimiento que laten bajo la tersura de la tradición y las costumbres.­

Guillermo Belcore­

Calificación: Bueno

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