martes, 3 de marzo de 2009

Los best sellers prohibidos en Francia antes de la Revolución

Robert Darnton
Fondo de Cultura Económica. Ensayo de historia, 553 páginas.


Hace dos siglos, un súbdito que traficara pliegos de Questions sur l’Enciclopédye de Voltaire podía sufrir una muerte horrenda. Si no contaba con dinero ni buenas conexiones, Francia lo destinaba a las galeras; remar y remar bajo el látigo de un bruto y de un sol no menos impiadoso. La barbarie monárquica no amedrentó, empero, ese comercio clandestino. El público culto (funcionarios, nobles y burgueses, militares y hasta clérigos) estaba fascinado con la posibilidad de ver en letra impresa una vibrante defensa del ateísmo, un líbelo contra el Antiguo Régimen o una novela puerca (las obras que, como decía Rousseau, se leen con una sola mano). Había, como hoy, una demanda inagotable de vouyerismo y libre pensamiento. ¿Cómo influyó la literatura ilegal en el cambio de valores que produjo el derrumbe de los Borbones?, se pregunta este ensayo instructivo. Es decir, ¿los libros provocan revoluciones?
Robert Darnton (Nueva York, 1939) investigó durante veinticinco años qué leían los franceses en el siglo XVIII. Hurgó en archivos reales y en la contabilidad y correspondencia de prósperas editoriales de Suiza. Examinó casos de libreros de provincias, reconstruyó el contrabando más ilustre de la Historia, halló el elemento intensamente humano detrás de las estadísticas. Exploró los textos para desentrañar las mentalidades. El volumen -segundo de una trilogía- es fiel reflejo de la honestidad y erudición de un catedrático de Princeton y de Harvard. Se completa con una antología; fragmentos de tres obras de la Ilustración: la narración de una serie de orgías cosidas con especulaciones metafísicas, una fantasía utópica, y la minuciosa difamación de Versalles. ¡Qué deliciosas! Es la espuma que producen los bajos fondos de la República de las Letras.
La obra fue escrita en 1996. Trae información a raudales, muy poco tedio y una buena noticia para los bibliófilos: la historia de los libros se ha consolidado como disciplina nueva en el seno de las ciencias humanas. Incumbe tanto a la sociología como a la literatura. Confirma que la sed de buena escritura es tan universal como eterna.
Guillermo Belcore
Publicado en los suplementos de Cultura de La Prensa y La Capital de Mar del Plata.

Calificación: Muy bueno

PD: Leo una tesis inobjetable: la noción roussoniana de voluntad general conduce inexorablemente al Terror. Pienso en el comunismo y el nazismo, y en el fascismo, su primo caricaturesco. Y en el pariente inconfesado de éste: el peronismo. Cuando un movimiento político se asume como representante “genuino” del pueblo, la democracia cruje.

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