lunes, 13 de junio de 2011

El arte y la manera de abordar a su jefe de sector para pedirle un aumento

Georges Perec
Libros del Zorzal. Cuento, 86 líneas.

Tienen las bellas letras una rama extravagante. Llámemosla ultraoriginalidad, muy celebrada por esa crítica superflua que desdeña el juicio estético y confunde literatura con historia del arte. Bernardo Koremblitt la bautizó literatura de página, pues "donde usted abra la obra encontrará lo insólito, lo nuevo''. Lo que el escritor de página dice "usted no lo ha leído en otra parte''. Jorge Luis Borges, que abominó del surrealismo, censuraba la especie: creía que la superstición de la originalidad había estropeado mil novelas del siglo XX.

Polémicas al margen, los franceses, siempre tan afectos a las charadas, suelen cultivar la ultraoriginalidad. En los años sesenta, uno de los nombres que se destacó en el juego de destruir los límites fue George Perec (1936/1982). Escribió una novela prescindiendo de la letra "e", que es la más frecuente en el idioma francés. Escribió este cuento largo sin un solo signo de puntuación. ­¡No hay ni una miserable coma en casi setenta páginas! Se trata, por lo demás, de una audacia conceptual: Perec desarrolla por escrito y de manera lineal un organigrama. El punto de partida es un don nadie que quiere reclamar un aumento de sueldo. "Una de dos" es el leimotiv.

El postfacio (porque es éste un subgénero que demanda explicaciones) arriesga que el título debería haber sido: "tentativa de agotar un organigrama paródico". Elogia el virtuosismo aplicado a la descripción de siempre lo mismo, de explorar a fondo todas las eventualidades. Las diferencias son ínfimas; las repeticiones, marean; pero el lector se ve arrastrado por un juego que nunca deja de ser encantador, o al menos curioso. Porque el valor del libro, justamente, es el de ser una bella (y muy legible) curiosidad del pasado.

Hay también un fondo kafkiano que merece elogios. Perec, de origen polaco y judío (los dos pueblos que ultrajó sin piedad el siglo XX), defiende al pobre diablo frente al sistema. La organización se llama "gran empresa'', ámbito "con el que usted se equivoca en identificarse'', "donde por un sueldo miserable usted está desperdiciando los mejores años'', "donde usted es como mucho un miserable peón'', "donde usted se muere de aburrimiento cuarenta y cinco horas por semana''... Tenemos aquí una oblicua y muy eficaz crítica a la burocracia.

Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa

Calificación: Bueno

2 comentarios:

lalocadearriba dijo...

Tal vez el comentario suene un poco descolgado...pero qué decir de una recomendación tuya que me llegó en el medio de, creo acordarme, una relectura de Dostoievski, o "América" de Kafka, no recuerdo bien...decía, estaba en esa relectura cuando me clavaste (sería muy apropiada la expresión) el nombre de Alice Munro...Alice Munro, me dije entónces y como un moscardón que no nos deja en paz me ha perseguido ese nombre por estos meses, hasta que, le he dado caza. Ahora el zumbido se me ha metido en la cabeza!! Gracias por la recomendación. Marcelo.

Guiasterion dijo...

No hay de que, Marcelo. Este blog pretende transmitir experiencias de lectura, algunas gozosas, otras no tanto. Y partir de allí, abrir un diálogo. Ojalá Alice Munro sea tu taza de te, como dicen.

G.B.