sábado, 28 de julio de 2012

22/11/63

Stephen King

Plaza & Janes. Novela. Edición 2012. 858 páginas.


Hace cincuenta años, la gente era más confiada, amable y honesta con el prójimo, siempre y cuando perteneciera al mismo grupo étnico o religioso, dado que el racismo y el antisemitismo campeaban a sus anchas. Hace cincuenta años, había más árboles, nadie se preocupaba por el colesterol, los chicos respetaban a sus padres y a sus profesores. Funcionaban más fábricas, circulaban más trenes, el aire olía peor por culpa del maldito cigarrillo y de los hedores industriales pero los alimentos eran más sabrosos. Los bancos efectuaban casi todas las transacciones con lápiz y papel, y los automóviles eran realmente de metal. Las chicas no sabían casi nada de sexo. Todo era más ingenuo. ¿Ese mundo era mejor?  ¿Está seguro? Lo cierto es que el movimiento de la humanidad hacia quién sabe donde -esa pulsión confusa que el enorme Stephen King denomina sin rodeos "la puta marcha del progreso''- ha liquidado en el último medio siglo bienes sociales, ecológicos y culturales relevantes, como las relaciones de cercanía.

Reflexiones de este tipo suscita la magnífica reconstrucción histórica que el gran King plasmó en 22/11/63. Su última novela es monumental, ambiciosa, fascinante. Parte del supuesto pueril de que en la despensa de la hamburguesería de Al Templeton existe una fisura temporal. El agujero de gusano, una extravagancia de la naturaleza, comunica con las 11.58 del 9 de septiembre de 1958. Uno puede modificar el pasado (ya volveremos sobre el tema) pero cada viaje es un reinicio (casi) en la misma línea temporal que habitamos.

Heroico profesor

Jake Epping es el nombre del héroe. Debe cumplir una colosal operación encubierta: cambiar el curso de la historia. En efecto, el íntegro profesor de lengua en un secundario de Lisbon Fall (Maine, por supuesto) es reclutado por su moribundo amigo Al, el propietario del secreto, para concluir la tarea de Hércules que su cáncer ha frustrado: prevenir una monstruosidad de los sesenta que condujo directo -como una vaca en una rampa del matadero- a más de un millón de muertos en Vietnam, a un universo degradado. Debe impedir que John Fitzgerald Kennedy sea asesinado en Dallas por un oscuro mequetrefe de 24 años, un tipo anodino desesperado por notoriedad, un marxista maltratador que arrastraba un severo trauma materno. ¿Pero fue realmente Lee Harvey Oswald el responsable del magnicidio? ¿O se trataba de un chivo expiatorio hábilmente manipulado por oscuros poderes como el de la CIA? Bueno, Jake tiene cinco años para averiguarlo antes de descerrajarle un balazo de su 38 Smith & Wesson al repelente sabelotodo.

Como en su momento lo hicieron Norman Mailer y Don DeLillo, Stephen King se asoma con cautela e inteligencia al enigma por excelencia de la historia contemporánea de Estados Unidos. Y su hipótesis se encuentra bien lejos de la histérica palabrería de los obsesionados con la Gran Conjura Americana (al parecer, la aburrida Comisión Warren tenía razón). No obstante, el literato expone su interpretación de los hechos paso a paso, manteniendo la intriga hasta el último capítulo. La tensión proporciona al lector botas de siete leguas; he aquí una de esas novelas que se devoran de cincuenta a cien páginas por sentada, sin pestañear casi.

 

Reivindicado

La crítica erudita -con Harold Bloom, ¡­ay!, a la cabeza del desfile- ha sido injusta con el rey de la novela de terror. Se lo ha desdeñado con fórmulas calumniosas (alguien lo definió como "casi bueno") a causa de los defectos notorios del estilo y por cierta propensión a estropear la trama en algún punto avanzado con un insensato tour de force. Pero no es el caso de 22/11/63. La fantástica arquitectura del libro, con su minuciosa atención a los detalles, es sólida; y la prosa, esmaltada con sabrosos coloquialismos, no merece sino elogios. Hay buenas escenas de sexo y violencia, un apropiado empleo de la redundancia y el tallado de los personajes (de una arpía, por caso, la madre de LHO) es excelente. Alta Literatura, sin dudas, salpimentada con viejo el ardid kingniano de infestar las páginas con esas cosas que a los humanos nos causan mucho, mucho miedo: enfermedades letales, asesinos de niños, lugares oscuros o lugares perversos (sí, hay sitios que apestan), tipos simpáticos que ocultan una vena malvada. ``Después de cincuenta y cinco libros publicados, vean de lo que soy capaz'', parece enrostrar el artesano al hatajo de tiquismiquis que aun lo cuestionan. Uno sólo podría objetarle que, al parecer, las ucronías no son su punto fuerte.

"Provocar una respuesta emocional (o intelectual, agrega el que esto escribe) es lo que debe hacer un escritor sobresaliente, independientemente de su calidad técnica'', se defiende King en un pasaje del libro. Y vaya si lo logra. Como se dijo, la extraordinaria investigación sobre fin de los años cincuenta y principios de los sesenta en Estados Unidos (sus sabores, sus aromas, su música sublime, con el rocanrol en pañales), nos fuerza a cavilar sobre lo que hemos perdido como individuos o como pueblo.

Y además de todo esto, hay un trama desbordante de sucesos, apenas coloreada con elementos sobrenaturales, que nos agarra de las solapas hasta la última página. En una suerte de combate preliminar antes de lo de Dallas, el bueno de Jack descubre en la dickensiana y siniestra Derry (claro, ¡la ciudad ficticia de It!) que el pasado no quiere ser cambiado, es obstinado y ladino con sus efectos mariposa y sus armonías que pueden resultar fatales. Puede hacerse pero requiere de todo nuestro empeño. El tiempo -escribió Henri Bergson- es el supremo misterio de la metafísica, una vez resuelto todo lo demás se nos aclarará por añadidura. Stephen King arriesga una aproximación inteligente al arcano en una obra de lectura adictiva que muy probablemente resistirá el implacable paso del tiempo.
Guillermo Belcore

Calificación: Excelente

Este artículo abrió el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.

11 comentarios:

io dijo...

No, che, en esta no comparto ni un poco.
Soy un admirador de los trabajos anteriores de SK (en particular, la saga de la Torre Oscura; y, como detalle de color, él habia prometido dejar de publicar una vez que terminara dicha serie), por su habilidad para la creacion de personajes, por su aptitud para los matices y, sobre todo, por su profundo conocimiento sobre que (y como) es lo que funciona en una historia.
Todo esto queda olvidado en este libro berreta, mediocre y cliche. El "heroe" (incapaz y generico) esta "tallado" de acuerdo a las experiencias del propio SK sobre la epoca, si bien, por una cuestion cronologica, el tipo deberia ignorar todo lo referido a la decada en cuestion. La glorificacion del pasado es insulsa (si no sos un terrible hijo de puta -los menos- sos el mejor tipo del planeta), toda la historia del romance va para atras (apesta a detalles mal manejados de una tecnica de fan fiction conocida como peggy sue), el como es posible el viaje en el tiempo (lejos, el aspecto mas interesante de la narracion) no recibe mas que tres parrafos ambiguos y, finalmente, el motivo principal de la historia, el gran cambio temporal, resulta ser un fiasco forzado (Kennedy vivo, blablablablabla, yo digo que es malo, blablablablabla; conclusion mas que inquietante, como minimo).
3/10, como maximo, porque el principio se lee con cierta diversion.
Desde la Torre Oscura 7 SK no ha terminado bien una sola obra.

Marcelo dijo...

Lo estoy leyendo en este momento. Fabuloso.

Y estoy esperando el de Joe Hill: "NOS4A2". Linda portada: http://www.goodreads.com/book/show/15729539-nos4a2

Saludos,
Marcelo

Roberto dijo...

No la terminé todavía, así que no voy a leer tu crítica (por ahora). Pero ya pasé la página 500 y por ahora estoy MUY de acuerdo con el excelente que le pusiste.
Es un librazo, y no por el tamaño.
Abrazo.

Andrea dijo...

Es el libro que estoy leyendo actualmente. Voy pasando las 400 páginas así que aún me queda medio libro. Aunque todavía no quiero dar un juicio acabado, me parece muy vívida la reconstrucción del espacio, aquellas décadas (50,60) del "American Dream" se reflejan de excelente manera a través de la música, la vestimenta, las calles, los objetos de uso...También me gustan las historias paralelas que se subordinan al objetivo principal de Jake, aunque en ocasiones veo demasiado extensos algunos episodios (el del asesinato de Dunning por ejemplo se vuelve demasiado redundante). Sin embargo, aún me falta un buen trecho para acabar la obra pero de ninguna manera la calificaría como mala!

Frodo dijo...

Excelente novela, que inevitablemente me hace rememorar el pasado. El 9 de septiembre de 1958 me encontraba cursando el primer año en la Escuela Industrial Nº 12, ubicada en Floresta y también vivía en Morón. Los trenes del FC Sarmiento eran de primera y segunda clase, los de primera con asientos tapizados en cuero y los de segunda de madera, todos en buen estado y limpios, y aunque parezca increíble, corrían siempre a horario. Otro recuerdo que tengo es la Av. Yrigoyen, con escaso tránsito y un hermoso boulevard con columnas blancas y piso de polvo de ladrillo. Había tres cines: Morón, Ocean y Achaval, y era obligatorio concurrir con corbatas (para los olvidadizos, las podían alquilar en kioscos cercanos). En fin, un mundo muy distinto que me trae gratos recuerdos.

Otro comentario que quería hacer ser refiere lo manifestado por King al final del libro, que para él la gran historia sobre viajes en el tiempo es "Ahora y siempre", de Jack Finney. Después de mucho buscarlo lo conseguí y verdaderamente es una muy buena novela, en donde se utiliza un método muy curioso para viajar en el tiempo (personalmente creo que lo mejor sobre este tema es el clásico "La máquina del tiempo", de Herbert G. Wells, y su continuación "Las naves del tiempo", de Stephen Baxter. Es recomendable leer o releer el primero y luego el segundo. No tiene desperdicio.

Saludos

Guiasterion dijo...

Estimado Frodo:

¿Con que usted frecuentaba el Achaval? Yo nunca me animé, soy un moronense cobarde. ¿Iba a comer pizza al Sportman o a Delba después del cine?

Vaya, ha picado mi curiosidad. Debo conseguir ese libro que menciona. Mientras tanto, ¿cuál es el metodo curioso para viajar por el tiempo que Jack Finney ideó?

Gracias por escribir, amigo.

G.B.

Frodo dijo...

Hola Guillermo:
Le cuento que en esa época al Achaval, si bien el más pobretón y chico de los tres cines, se podía ir sin ninguna dificultad. Y si, a la salida iba a comer pizza al Delba, que era digámoslo así "más popular" que el Sportman.

Respecto del libro de Finney utilizaba el método de la autohipnosis, ayudado por un ambientación total de la época a trasladarse (año 1882), en donde juega rol principal el Edificio Dakota que en 1970 (fecha del libro) se mantenía prácticamente sin cambios desde 1882. Este edificio pasó a la fama en diciembre de 1980 pues a su salida fue asesinado John Lennon. Hace una descripción muy detallada de Nueva York de esa época, donde el Dakota se ubica en los suburbios de la ciudad, rodeado de quintas. Esta descripción debe ser muy interesante para un neoyorkino.

Como lector asiduo de CF es la primera vez que encuentro este método en los viajes temporales.

Un afectuoso saludo.

Anónimo dijo...

Estimado G. Acabo de terminar de leer este kilómetro literario. Dios mío! Casi 900 páginas. Lo siento, es lo primero que leo de SK. Me ha gustado mucho a pesar del largometraje. La escena del boxeo es genial. Me sacudieron los paisajes de Dallas-FW pues viví allí durante un tiempo y caminé por muchas de las locaciones. En resumen, un lugar macabro donde nunca vez a nadie, ecepto turístas sadicos tomando fotos en la cruz que marca el lugar del asesinato.
Lo que me ocurre con la novela es el bache que se produce a mitad de la narración y que de verdad, a mi gusto claro, no brinda nada.
Bueno, saludos y que venga el próximo!
Cuellar

Unknown dijo...

Coincido completamente con tu crítica. Leo a Stephen King desde que tengo 14 años (hoy ya he pasado los 40), y luego de un largo divorcio con este pequeño Gigante de Maine, volví a sus letras de la mano de 22/11/63.
No sólo me ha sorprendido lo que ha ganado en narrativa (tengo entendido que es algo llamado "oficio"), sino que me ha producido una sensación que hacía mucho que no sentía (y que sólo George Martin -y en otro género- me había hecho sentir): no poder parar de leerlo y necesitar frenar para aletargar el final de la historia.
22/11/63 es de esas joyas que resultan imposibles de no leer y de no recomendar. Lejos del terror oscuro y asfixiante de sus primeros trabajos, este libro brilla, y hasta me piantó un lagrimón en la última escena.
En fin, un placer. A no perderse "Dumma Key". Saludos,

Juan Pablo

Guiasterion dijo...

Estimado Juan Pablo:

Sí, es un Gran Novela. Rompe el modelo de la literatura de género. La reconstrucción histórica es magnífica. Yo creo que aquí Stephen King ha alcanzado su plenitud narrativa. Además, se le animó al misterio por excelencia de la historia estadounidense: el 11/22/63.

Me preguntaba hoy por qué los escritores argentinos no tienen la misma ambición ante los grandes temas de la historia nacional. Será porque no les gusta trabajar, investigar, esforzarse. Una literatura de mediocres, es la nuestra me temo.

Tomo nota de tu sugerencia: 'Dumma Key'.

Gracias por escribir

G.B.

Marcos BUchin dijo...

Pues coincido con Io, me resultó tan entretenida como decepcionante. Aviso que voy a comentar partes de la trama: cuando aparece Sadie, la historia se derrumba, se transforma en una novela rosa, cinematografica en el peor sentido, con la clásica resolución hollywoodense en el último segundo posible... Y además el atentado a JFK se transforma en un MacGuffin, no hay ninguna especulación nueva sobre el hecho, se presenta a Oswald como simpatizante de Kennedy y no se da ninguna explicación de porque decide dispararle;y la reconstrucción del pasado, minuciosa y documentada, apenas menciona la segregación racial, deteniéndose mas bien obsesivamente en el tabaquismo, los precios mas bajos (obvio, por la inflación que aunque infinitamente menor tambien sufre el dólar) y la vida mas pueblerina en general... Por otro lado, un tema tan clásico como el viaje al pasado y el cambio del presente, está trabajado casi igual que en "Volver al futuro" con sus fotos que cambian a ojos vistas... Prometedora y atrapante, llega a su cenit y desbarranca irremediablemente hacia la mitad del libro en mi opinión.