sábado, 7 de julio de 2012

Muerte del inquisidor

Leonardo Sciascia

Tusquets. No ficción, 140 páginas. Edición 2012.

 
La Inquisición. Su remembranza provoca escalofríos al común de los mortales y dolor en el pecho a los creyentes. El Santo Oficio, que de santo no tenía nada, no sólo fue la más aberrante traición al mensaje evangélico, sino que ha generado -Leonardo Sciascia (1921-1959) dixit- "una de las alucinantes y atroces escenas que nunca la intolerancia humana haya representado": el Auto de Fe, pleno de ferocidad y de "mundanas satisfacciones" para los verdugos. La Inquisición, sin ninguna duda, fue una calamidad para los pueblos que la soportaron, como los sicilianos. Es el mensaje que transmite el Voltaire de Racalmuto en este libro magnífico de no ficción. Está dedicado a todos los hombre y mujeres libres de pensamiento y "tenaz opinión".

Con una vasta erudición a la que place expresarse con palabras sencillas, Sciascia narra un hecho excepcional y rescata a un personaje olvidado de la historia de Sicilia. Nos presenta al indómito fraile Diego de La Matina. En 1657, atacó en prisión a monseñor Juan López de Cisneros. Le rompió la crisma a golpes de grilletes al ilustrísimo exterminador de los enemigos de Dios. Fue un caso rarísimo de un inquisidor jefe asesinado por una de sus víctimas. Fue también un acto desesperado. El agresor, naturalmente, fue quemado vivo un año más tarde.

Sciascia, ese prolífico escritor (era maestro de profesión) que se rebeló con una integridad sin par contra todas aquellas instituciones "que de por sí ofenden la razón humana y el derecho'', llega a la conclusión de que fray La Matina era un hereje más social que teológico. El pecado que había cometido es frencuente en el áspero devenir de la Historia, osó "plantear la necesidad de justicia en una época absolutamente injusta''. Su delito fue ambivalente, la rebelión contra la propiedad desaforada y los impuestos inequitativos. La Inquisición lo encarceló varias veces, durante años, y finalmente, después del exabrupto, lo envió a la hoquera. Dios los perdone.
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.

 

Calificación: Muy bueno.


PD: Los amigos y amigas de este blog conocen mi admiración sin reservas ante la obra y la conducta cívica de Don Leonardo Sciascia. Pinche aqui, aquí y aquí para leer otras reseñas del honrado y eficaz siciliano.

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