viernes, 21 de junio de 2013

Tony Soprano, el inmortal

James Gandolfini (1951-2013)


Era un sibarita. La noche en que murió en su habitación de hotel había bebido cuatro vasos de ron, dos piñas coladas y dos cervezas. En la cena, que compartió con su hijo de 13 años, engulló además dos porciones de langostinos fritos y un colosal cantidad de foie gras. Estaba de vacaciones en Italia, pero el corazón no resistió tanto placer. El enorme James Gandolfini falleció el miércoles pasado a los 51 años y cómo lo vamos a extrañar. Le sobrevive su creación perfecta. ¿Quién puede olvidar a Tony Soprano? Es inmortal, como Don Quijote o Sherlock Holmes.

No tengo la menor duda de que Los Soprano es una de las mejores series de televisión de todos los tiempos. Y no lo dice sólo este blog. El Sindicato de Guionistas de Estados Unidos la eligió, no hace mucho, como la Mejor Escrita de la Historia de la TV. Hasta la madrugada me he quedado embrujado mirando dos o tres cap¡tulos, uno tras otro (se alquilan en los buenos videoclubs), siguiendo las peripecias de un grupo de mafiosos de Nueva Jersey, imposibles de amar por su brutalidad y su codicia, pero también imposibles de odiar por sus interminables desdichas familiares y psicológicas, idénticas a la de cualquier mortal. Y comandando la Armada Brancaleone, Tony Soprano, el ícono del ganster del siglo XXI.

Los Soprano, la serie, ganó cinco Globos de Oro, 21 premios Emmy y millones de fanáticos en todo el mundo. Pero quizás ese fabuloso éxito fue la perdición de Tony, perdón de James. Se lo devoró el personaje, como en tantos casos (¿recuerdan al Batman de Adam West?). Uno no puede dejar de verlo siempre como el capo de Nueva Jersey, en cada una de sus apariciones posteriores e incluso las previas (hasta su tardía consagración, Gandolfini era un segundón). Su última aparición en la pantalla grande fue como jefe de la CIA de Obama (Leon Panetta, en la vida real) en el perturbador film Zero Dark Thirty, donde se narra la cacer¡a de Bin Laden. No estuvo mal, pero... Trascendió que planeaba protagonizar otra serie, como abogado de la mafia: Criminal Justice. Qué lástima.

Todos los hombres mueren jóvenes, sentencio Stevenson. Como a todo artista consumado, vamos a extrañar a James Gandolfini. Dicen que cambió la televisión. Rompió reglas. Abrió brechas. A partir de Tony Soprano, fueron posibles los antihéroes. Como Walter White o Dexter Morgan.


Guillermo Belcore

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